COMO SE CREO EL MAR
En los antiguos bosques del sur de Chile, donde las araucarias son guardianas milenarias, nacieron las Lahuén-Hadas. Estas hadas no brotaban de flores, sino del primer suspiro de vida de una nueva araucaria. Cada hada era única, con alas que reflejaban el rocío o los tonos de la corteza.
La primera fue Piillán-Küyen, la más sabia, nacida de un rayo de luna llena sobre una semilla. Su misión era proteger el equilibrio del bosque y la pureza de sus aguas y plantas.
Las Lahuén-Hadas eran esquivas, solo escuchadas por corazones puros. Su magia era la curación: sanaban plantas enfermas con polvo de estrellas y animales heridos con savia mágica. Incluso aliviaban penas humanas si había respeto por la naturaleza.
Aunque ahora más ocultas en los rincones más profundos del bosque, la leyenda persiste. Se dice que si caminas con respeto entre las araucarias, aún puedes sentir su sutil presencia, un susurro que recuerda la magia viva en el corazón de la naturaleza.
FIN
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