Viaje a marte creado por Diego

 


Todo empezó como un rumor. Un día, mientras Diego Liberona y Marco Nova estaban en el recreo del colegio Manuel Anabalón Saez, escucharon que el curso ganador de la Feria Científica tendría un viaje… pero no cualquiera. Uno al mismísimo Marte. Al principio pensaron que era una broma, otra locura del profe Álvaro, que siempre hablaba de cohetes como si trabajara en la NASA. Pero no. Era verdad. —¿Te imaginai que vamos a Marte? —le dijo Marco a Diego mientras jugaban a la pelota con una botella vacía de jugo. —Ya po, primero tenemos que ganar la Feria —respondió Diego, siempre más aterrizado, aunque igual de motivado. Y así fue como, después de semanas preparando un proyecto sobre plantas que podrían crecer en suelo marciano (con papas, obvio, como en The Martian), ganaron el primer lugar. Lo siguiente fue una locura: trajes espaciales, simuladores de gravedad, vacunas, y despedidas con lágrimas (y memes) en el grupo de WhatsApp del curso. Cuando llegaron a Marte, lo primero que notaron fue el silencio. No había viento, ni autos, ni pajaritos. Solo el sonido de sus propios pasos y la voz chillona del profe Álvaro por el intercomunicador: —¡Chiquillos, recuerden no quitarse el casco! Esto no es la Antártica, es Marte, ah. El grupo caminó hacia la base científica chilena recién construida, bautizada como “Base Gabriela Mistral”. Diego y Marco no podían creerlo. Estaban caminando sobre otro planeta. Hicieron videollamadas, selfies con el fondo rojo, y hasta un TikTok bailando en baja gravedad (que se hizo viral en menos de una hora). Pero todo se puso serio cuando, durante una exploración, Marco se separó un poco del grupo y descubrió algo... raro. Una estructura metálica medio enterrada en el polvo rojo. Parecía antigua, pero claramente no era natural. —¡Diego! ¡Ven a ver esto! —gritó por el comunicador. Diego llegó corriendo (bueno, lo más rápido que se podía en Marte). Lo miró y se quedó en silencio. —¿Qué crees que es? —preguntó Marco. —No sé… pero no parece chileno. El profe Álvaro, al enterarse, se emocionó tanto que casi se saca el casco de la emoción (tuvieron que frenarlo). Llamaron a la base central en la Tierra, y lo que vino después fue noticia mundial: los estudiantes del Manuel Anabalón Saez habían descubierto la Volvieron como héroes. Los recibieron en el aeropuerto con pancartas, cámaras y hasta una banda de bronces. Diego y Marco se hicieron famosos. Pero lo mejor fue que, cada vez que alguien les preguntaba cómo pasó todo, los dos se miraban, se reían y respondían: —Solo fuimos al paseo escolar más épico de la historia. primera señal de tecnología no humana en Marte.

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